Al alumno queremos enseñarle a conducirse, queremos adiestrarlo para que sea capaz de servirse del vehículo de sus ojos para circular por las rutas del texto. Su atención se aleja de la interpretación del código de circulación para "DISFRUTAR" su paseo por el paisaje que le va recreando el mensaje. Así el buen conductor asimila la técnica pero la ejecuta de un modo inconsciente, mecánico, ocupándose fundamentalmente de la carretera (el texto) y todo lo que en ella acontece (el contexto), tanto como de confirmar la efectividad de su recorrido.
Éste será nuesto objetivo con la lectura; que el alumno sepa por dónde circula , asimile e interprete las interacciones que encuentra al paso, disfrute del viaje y, además, lo recorra con autonomía. Sólo cuando todo suece de este modo podremos entender que habrá culminado con su aprendizaje lector.
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